En todas las películas de Berlanga siempre sale la palabra austrohúngaro, venga o no a cuento. El propio cineasta confesaba: “Soy supersticioso. Metí un par de veces inconscientemente la alusión al imperio austrohúngaro en mis películas, un amigo me lo advirtió, y pensé que sería cosa de hacerlo siempre. Es como el trocito de madera que tengo que tocar para creer que las cosas van a ir bien”